La obra de teatro «Left on Tenth», basada en las memorias de Delia Ephron y dirigida por Susan Stroman, quiere ser una comedia romántica. Y aunque trata de una historia de amor, también habla de asuntos tan trágicos como la muerte, el duelo y la lucha contra la leucemia. Los bailes de claqué, las proyecciones, el corretear de los perros sobre el escenario y las canciones memorables como «This Will Be» de Natalie Cole tratarán de rebajar el dramatismo. Pero el público se acabará marchando de la sala con una pegajosa sensación de superficialidad. Y es que es muy difícil mantener la ligereza cuando entra en acción el tema del cáncer.
La representación comienza de forma liviana y divertida, recordándonos a las películas que escribieron conjuntamente las hermanas Delia y Nora Ephron. El título hace referencia al lugar de residencia de la protagonista, la décima calle a la izquierda, en el barrio de Greenwich Village de Nueva York.
Primero se alude a la columna de opinión que Delia escribió en el New York Times en 2016, cuando la compañía de teléfono americana Verizon le desconectó internet por completo al intentar dar de baja la línea de su marido recién fallecido. Aquí sale a escena la primera tragedia, un tema que en las memorias se trata con mimo, con cierto regusto al «Año del pensamiento mágico», obra en la que Joan Didion describe su proceso de duelo tras la muerte de su esposo, pero que durante la función se menciona muy de puntillas.
Y sin embargo, este es el punto de giro de comedia romántica que estábamos esperando. Peter, un psiquiatra procedente de California, se pone en contacto con Delia en respuesta al artículo de Verizon. En ese email le cuenta que se conocieron cuando eran jóvenes, que su hermana Nora había hecho de celestina y gracias a ella habían tenido una primera cita. También comparte que se ha quedado recientemente viudo y que tiene ganas de retomar la relación.

Es inevitable ver similitudes con la famosa película «Tienes un e-mail», escrita por las hermanas Ephron, en la que Meg Ryan y Tom Hanks se enamoran locamente tras un intercambio infinito de correos electrónicos. Incluso en el escenario, vemos a Delia y a Peter sentados en sus correspondientes despachos escribiendo, leyendo y comentando los innumerables emails que se envían con la emoción de unos adolescentes. Es importante mencionar que los protagonistas están en la edad de oro de su vida, ya no son unos chiquillos.
Después viene la primera llamada de teléfono, la primera cita en persona—cuando Peter viaja a Nueva York para visitar a Delia—y también llega su reencuentro con el sexo. Todo esto se narra despacio y con detalle en las memorias, mientras que en la obra de teatro ocurre muy deprisa. De hecho, los momentos sexuales tratados con naturalidad en el texto, se sustituyen por unas escenas un tanto bizarras inspiradas en la comedia romántica favorita de Delia Ephron, «Siete novias para siete hermanos». Quizá esta extraña elección tenga que ver con el puritanismo de la sociedad norteamericana o con esta frase de la propia autora: «A nadie le interesa la vida íntima de dos personas de setenta y dos años.»
Así comienza la vida en común de esta pareja de enamorados, algo más alocada que los personajes de «Nosotros en la noche», de Kent Haruf, pero con la misma sensación de sorpresa de dos personas que a esas alturas de la vida no esperaban volver a encontrar el amor.
Pensé que estaba viviendo mi propia comedia romántica — Delia Ephron en sus memorias.
En el escenario, Julianna Margulies (conocida por sus papeles en las series «La esposa ejemplar» o «The Morning Show») y Peter Gallagher (famoso por su rol en la película «American Beauty» o la serie «The O.C.») tienen una química inigualable que llena de ternura la sala. “Siempre he querido formar parte del universo de las Ephron,” dice Margulies en esta entrevista. Pero su luna de miel se ve interrumpida por la enfermedad, la misma que acabó con la vida de su hermana Nora: la leucemia.
“¿Cómo no iba a gozar de buena salud si me sentía tan dichosamente feliz?” dice Delia justo cuando sus fuerzas empiezan a flaquear. Quizá sea la razón por la que, una vez más, estos temas dramáticos que necesitan de tiempo y profundidad, se tratan de forma superficial y rápida en la obra, para conservar a toda costa ese aire de comedia romántica.
Sin embargo, buena parte del final de la representación sucede en escenarios de hospital donde somos testigos de la boda de Delia y Peter, de los terribles efectos secundarios del tratamiento que llevan a protagonista a rogar que la dejen morir, y finalmente la deseada recuperación.
Es interesante destacar los abundantes cambios de vestuario de los actores de reparto, Peter Francis James y Kate Maccluggage, para interpretar a los cuantiosos personajes secundarios. Esto le da un toque cómico a la obra y demuestra la destreza de la directora, acostumbrada a producir musicales de gran fama y renombre. Susan Stroman fue directora y coreógrafa de obras tan famosas como «Los productores», que ganó 12 premios Tony.
Si algo nos deja claro «Left on Tenth» es que la vida es un compendio de situaciones románticas y dramáticas. Una combinación de comedia y tragedia. No tendremos una vida completa hasta que no pasemos por todas sus fases pero nunca es tarde para mantener la esperanza y para creer en las segundas oportunidades.
La obra estará hasta el 2 de febrero en el teatro James Earl Jones de Nueva York.