«Cantando bajo la lluvia, el musical», un homenaje al cine clásico

Cuando se abre el telón del Teatro Apolo comienza la magia del cine. Sí, del cine. Y es que «Cantando bajo la lluvia, el musical» no solo es la versión teatral de este clásico cinematográfico sino que de verdad consigue introducir al espectador en el mundo único del séptimo arte. El cine y el teatro se fusionan en esta preciosa e impecable producción dirigida por Àngel Llácer y Manu Guix. Un tándem perfecto que ya trabajaron conjuntamente en el musical «La jaula de las locas» y «La Tienda de los Horrores» y que ahora, vuelven con este espectáculo con el que ya triunfaron en Barcelona.

La película «Cantando bajo la lluvia» (1952) es un clásico de la comedia musical que cuenta una historia de amor que surge en la irrupción del cine sonoro en la industria de Hollywood. El filme es elegante, sensible, divertido y sutil donde triunfan los números de baile, la estética de los años 20 y las canciones que se acabaron convirtiendo en todo un icono. Esta película mostró la transición del cine mudo al sonoro de una manera irónica y divertida que supuso un cambio y una adaptación en los profesionales que se dedicaban al séptimo arte. Tanto fue su éxito que ha sido reconocida por el American Film Institute como el mejor musical de la historia. Todo eso que representó la película en su momento está llevado al escenario de una manera magistral, respetando su esencia, su humor, su elegancia y su grandes números musicales. Esta producción de Nostromo Live pone a más de 30 actores y bailarines sobre las tablas entre los que destacan especialmente sus protagonistas Miguel Ángel Belotto, Diana Roig, Ricky Mata y Mireia Portas. Todos ellos están perfectos en sus personajes y llevan el peso de la actuación aportando su talento bailando, cantando o como en el caso de Portas siendo la más divertida que consigue arrancar las risas del espectador.

Mención especial es la escenografía que es absolutamente majestuosa. Espacios gigantes que cambian ante los ojos del público, creando diversos ambientes, desde un cine antiguo a unos platós de rodaje o un increíble atardecer y sin duda, el más impactante de todos, una calle iluminada por las farolas en una noche de lluvia. Y lo de la lluvia es literal porque en este musical llueve sobre el escenario en la imagen más mítica de la película y que aquí logran recrear de una manera soberbia y que no habíamos visto nunca en un teatro. Los actores bailan y cantan bajo la lluvia derrochando una gran destreza sobre las tablas mojadas. Una imagen única que, sin duda, merece ser disfrutada como espectador. Además del talento de todo el elenco y la escenografía, no podemos olvidar que la magia también la crea la música en directo y por supuesto, el vestuario, que es una auténtica maravilla que nos lleva directos a los años 20.

«Cantando bajo la lluvia, el musical» es un espectáculo que merece mucho la pena, que te envuelve en esa magia del cine, que te hace viajar en el tiempo hasta los años 20, que muestra la inocencia de una industria que miraba con recelo el cine sonoro, que habla del amor pero que también consigue hacer reír y por qué no, soñar. Y es que al fin y al cabo para eso vemos una película o vamos al teatro. Para soñar con un mundo mucho mejor que el real. Así que sueñen despiertos y vayan a ver esta maravilla de musical.

«Cantando bajo la lluvia, el musical» se representa en el Teatro Apolo hasta el 19 de febrero.

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