“Cinco horas con Mario”: más de 40 años en la historia del teatro español

Por Carmen Díaz. El 26 de noviembre del año 1979, 13 años después de que Miguel Delibes escribiese el texto en forma de novela, Lola Herrera encarnó por primera vez a Carmen Sotillo en la adaptación del mismo texto que fue llevado a las tablas. El resto ya es historia del teatro nacional.

Ha llegado un punto en la historia de la cultura española en general, y del teatro en particular, en el que es imposible separar el nombre de la actriz vallisoletana de esta obra maestra de Delibes: Cinco horas con Mario. En la actualidad, y tras 42 años recorriendo la geografía española, esta gran dama del teatro español sigue subiéndose a los escenarios para dar vida a este entrañable personaje, logrando colgar el cartel de “localidades agotadas”.

La puesta en escena comienza con una voz en off que pone en contexto al espectador: Mario Diez, marido de Carmen, acaba de fallecer de manera repentina y va a tener lugar su velatorio. Tras estos primeros minutos que nos sirven para ubicarnos, se abre el telón para dejar paso a la gran Lola Herrera la cual, a través del recurso del monólogo, llevará al espectador a recorrer un viaje por el alma de Carmen Sotillo. A lo largo de los 85 minutos que dura la obra, ésta mantiene una última “conversación” con su ya difunto marido en donde realmente le muestra el corazón que no le abrió en vida. Es a través de este viaje al interior del personaje que el espectador puede hacerse una idea de cómo fue su matrimonio, además de sentir sus preocupaciones, tanto políticas, económicas y emocionales. Pero no sólo eso, también nos metemos de lleno en los valores religiosos y morales de la España de los años 60, lo que convierte a Cinco horas con Mario en un gran espejo de la historia, no tan lejana, de nuestro país. En declaraciones del personaje con frases como “¿Para qué va a estudiar una mujer?” podemos ver representada a una parte más tradicional de aquella época.

Aunque en la actualidad nos cueste comprender esta visión, no debemos olvidar el momento histórico en el que el texto fue escrito, lo que conduce a una reflexión: ¿hasta qué punto somos víctimas de la sociedad de nuestra época?

A nivel interpretativo, Lola está de sobresaliente: la experiencia de la actriz sobre las tablas le hace tener un dominio del escenario del que muy pocos actores pueden presumir. En lo que se refiere a la escenografía, creación de Rafael Palmero, nos encontramos ante una puesta en escena sobria, pero completamente práctica, que permite a Lola Herrera moverse a través de los distintos elementos acomodados en el espacio, ayudando a dar dinamismo a una obra aparentemente estática. El movimiento escénico resulta natural para el espectador, no se nota ninguna de las marcas que pueda tener la actriz, ni siquiera cuando le da ese molesto calambre en la pierna o se sirve esa caliente y humeante taza de té.

Para concluir, es importante hacer un llamamiento a la conciencia de los espectadores en el uso de las nuevas tecnologías. En la mayoría de las funciones teatrales suena un teléfono móvil, a pesar de que lo primero que avisa el teatro en cuanto bajan las luces para dar comienzo a la función es que se silencien. Estos profesionales de las artes escénicas están llevando a cabo un trabajo que requiere muchísima concentración, se entregan en cuerpo y alma en cada actuación, y la mejor forma de agradecer su generosidad es siendo responsables y silenciando los teléfonos móviles durante el tiempo que dure la representación.

Cinco horas con Mario estará en el Teatro Bellas Artes, calle del Marqués de Casa Riera, 2, de miércoles a viernes a las 20:00 horas, sábados, domingos y festivos a las 19:00 horas.

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