Desde el 10 de marzo, y hasta el 30 de abril, podremos disfrutar de la primera producción del Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa: Tea Rooms. Basada en la novela con tintes autobiográficos Tea rooms: mujeres obreras de Luisa Carnés, Laila Ripoll versiona y dirige esta propuesta escénica que ha pasado a convertirse en una de las imprescindibles de la cartelera teatral de esta temporada. Nos encontramos ante una historia de mujeres en la que cada una nos hace partícipes de su situación de vida y que, lamentablemente, hacen reflexionar al espectador sobre una realidad que, quizá, no haya cambiado tanto, a pesar del paso del tiempo.
Nada más entrar en la sala Jardiel Poncela, el espectador se sumerge de lleno en el espacio en el que, sin ningún cambio escénico, van a transcurrir los casi 90 minutos que dura la función: una sofisticada cafetería ubicada en el centro de Madrid en los años 30; diseño inmejorable de Arturo Martín Burgos. Junto a la escenografía, cabe destacar el acertado diseño de vestuario, obra de Almudena Rodríguez Huertas, perfectamente acorde a la época en la que se sitúa la obra y a los diferentes estatus de los personajes. Todo ello, junto al espacio sonoro, diseño de Mariano Marín, ayudan al espectador a sumergirse en esta cafetería en la que, incluso, se puede oler a la bollería que inunda la sala.
A nivel interpretativo, la primera actriz en aparecer en escena es Paula Iwasaki (Matilde, alter ego de la autora) que, rompiendo la cuarta pared, se dirige directamente al público para interpretar un monólogo con el que pone en situación al espectador. A ella, se suma un increíble reparto coral formado por actrices de la talla de Silvia de Pé, María Álvarez, Carolina Rubio, Elisabet Altube y Clara Cabrera (que da vida a los personajes de Felisa y Marta). En todas las intérpretes vemos características interpretativas que sólo los grandes actores son capaces de hacer: desde las diferentes formas de caminar de los personajes según su procedencia (el mejor ejemplo es Clara Cabrera, actriz que cambia su construcción corporal según el personaje que interprete y las circunstancias del mismo) a la incorporación corporal de la temperatura atmosférica que caracteriza a las diferentes épocas del año (en una de las entradas a escena durante los meses de verano, María Álvarez entra secándose el sudor del cuerpo). En su papel, cada una de ellas dota de una verdad admirable a sus personajes, verdad que el espectador puede apreciar dada la cercanía del público al escenario.
El mejor ejemplo de que una historia cala en el público no son sólo los aplausos del final, que también, sino un público que, al grito de bravo, no podía contener la emoción tras viajar con la representación que acababan de presenciar. Es, desde luego, un montaje muy recomendable.
Tea Rooms estará en el Teatro Fernán Gómez, Plaza de Colón,4, de martes a sábado a las 20:30 horas Domingos y festivos a las 19:30 horas