Antón Chéjov dijo: «No se trata de lo que he visto sino de cómo lo veo». Una frase que podría resumir muy bien a «Tío Vania», una de las grandes obras del escritor y dramaturgo que ha estado tan solo 10 días en el teatro Fernán Gómez. El autor dejó un gran legado con obras como Tres hermanas, La gaviota, El jardín de los cerezos y la que nos ocupa, Tío Vania, que se publicó en 1899 y se estrenó en 1900, bajo la dirección de Stanislavski.
La obra tiene seis personajes que van narrando lo que ha sucedido años atrás en la hacienda en la que viven. Allí trabajan duramente Vania y su sobrina Sonia, que viven junto a la madre de Vania, María. De vez en cuando, reciben la visita de Astrov, un médico apuesto e interesante del que Sonia está perdidamente enamorada. La hacienda era de la madre de Sonia y hermana de Vania, ya fallecida y casada con Serebriakov, que administra la finca y decide ir a pasar unos días allí con su segunda mujer, Elena. Tanto Vania como el médico Astrov están enamorados de la hermosa esposa. La llegada del matrimonio desestabiliza la rutina diaria de todos los que viven allí y, especialmente, de Sonia y Vania, que trabajan duramente para sacar adelante la hacienda y enviarle, cada mes las rentas a Serebriakov.
La compañía madrileña Guindalera presentan una propuesta con versión y dirección de Juan Pastor a partir del texto de Chéjov, dándole una nueva perspectiva pero respetando las palabras del dramaturgo. «Tío Vania» es una comedia que trata sobre el sentido trágico de la vida. A través de las conversaciones de los personajes se muestra como los hechos del pasado, aun sin poder cambiarlos, conforman nuestra individualidad, nos hacen ser quienes somos hoy. Pero en el futuro, al recordarlos, si uno cambia su perspectiva, todo cambia a su alrededor. Y es que muchas veces descubrimos nuevos puntos de vista más amables y objetivos de aquellas vivencias pasadas, descubriendo nuevas perspectivas. Los personajes van poco a poco mostrándose al espectador, con emoción y en ocasiones, dolor, aunque sin perder el sentido del humor. De esa manera, el público vaya profundizando en ellos y descubriendo que todos tienen una historia detrás. Y que, todos de alguna manera, son infelices pero que cuando esa infelicidad es compartida y se hace común, sin malicia, aparecen circunstancias felices en cada uno de ellos.
Juan Pastor dirige al elenco formado por Luis Flor (Vania), María Pastor (Elena), Alejandro Tous (Astrov), Gema Pina (Sonia), Aurora Herrero (María, madre de Vania) y José Maya (Serebriakov). Todos se muestran creíbles sobre el escenario y sacan provecho del maravilloso texto y la acertada dirección del montaje.
«Tío Vania» nos habla de que la vida puede o no tener sentido pero nosotros podemos buscárselo y encontrar luz donde parecía haber oscuridad, cuando el tiempo pone distancia y perspectiva. La obra trata sobre el sentido de la vida, sobre los hechos pasados, las ilusiones, el desasosiego, el cansancio de vivir pero también del amor, de la familia, de las relaciones personales e incluso, de la ecología. Un texto que, a pesar de ser del siglo XIX, está tremendamente vigente en el actual y del que podemos sacar muchos aprendizajes.