«La importancia de llamarse Ernesto», la comedia musical perfecta

Hay obras que atrapan al espectador desde el primer minuto, otras que van poco a poco calando en quien las observa y otras que tienen todo esto y mucho más. La importancia de llamarse Ernesto es una de estas últimas, una auténtica maravilla, una de esas obras redondas y perfectas porque lo tienen todo. El Teatro Español acoge esta representación de la obra teatral de Oscar Wilde que es, sin duda, una de las imprescindibles de la cartelera madrileña.

Es una comedia excéntrica, bella, sutil, divertida y tremendamente inteligente. Una obra donde Wilde quiso mostrar su sabiduría dramatúrgica e inteligencia vital contando verdades con las que el espectador se sentirá identificado. Porque aunque Wilde escribió esta obra teatral en 1895 y hablaba sobre las costumbres de la sociedad de la época y su hipocresía, los temas que trata pueden aplicarse a los tiempos actuales. El amor, el deseo, los orígenes, la familia pero también el matrimonio, el compromiso, la hipocresía, la identidad y sobre todo, la libertad. Y precisamente es esa libertad por la que luchan los personajes la que tiene más importancia en la obra y en la vida de Wilde. Y es que el autor fue detenido a dos años de prisión unos meses después del estreno de esta obra por la «vida indecente» que llevaba.

La obra dirigida por David Selvas lleva el texto de Oscar Wilde a otro nivel, musicalizándolo al estilo indie, poniendo canciones a su texto de una manera magistral gracias a la dirección musical de Pere Jou y Aurora Bauzà. Las composiciones originales son de Paula Jornet, una de las protagonistas junto María Pujalte, Pablo Rivero, Paula Malia, Ferran Vilajosana, Albert Triola y Gemma Brió. Todos ellos no solo actúan sino que también cantan y bailan pero, sobre todo, divierten al público.

Una obra que va fluyendo con gran naturalidad, sin perder frescura en ningún momento, de tal manera que lleva al espectador de principio a fin como si de un baile se tratara. Una comedia musical divertida que derrocha talento por parte de sus protagonistas, inteligencia en el guion de Wilde, belleza en sus canciones y una escenografía que acompaña a la perfección. La importancia de llamarse Ernesto es una de esas obras que entretiene, que hace disfrutar al público, que le arranca risas pero, sobre todo, que consigue que durante casi dos horas el espectador se olvide de todo. Una obra para ver con una sonrisa de principio a fin. Imprescindible.

«La importancia de llamarse Ernesto» se representa en el Teatro Español hasta el 19 de febrero.

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