George Clooney debuta en Broadway con una historia totalmente contemporánea a pesar de estar ambientada en los años 50. La obra, «Buenas noches y buena suerte» nominada a 5 premios Tony, está basada en la aclamada película de 2005 del mismo nombre, que Clooney coescribió como respuesta directa a la participación de Estados Unidos en la guerra de Irak. Diez años después, esta producción teatral, dirigida por David Cromer (ganador de un Tony) y escrita por Clooney y Grant Heslov, se erige como una crítica mordaz hacia el nuevo gobierno estadounidense y el deterioro de la libertad de prensa y expresión.
“Existe cierto tipo de personas que son el alma de la democracia, que jamás se rinden en su búsqueda de lo esencial. ¿Y qué es lo esencial? La honestidad, los hechos, la integridad, la exactitud, la verdad,” Edward R. Murrow, periodista de la CBS.

El argumento narra cómo la cadena de televisión CBS, y en especial el famoso presentador Edward R. Murrow, se enfrentan al Senador McCarthy y decide sacar a la luz las injusticias cometidas durante la «caza de brujas» de los años 50, a pesar de las numerosas amenazas recibidas por el propio senador. Este es un tema de gran actualidad, como demuestra la reciente dimisión, a finales de abril, del director del famoso programa de la CBS «60 minutos», Bill Owens, debido a que la independencia de su programa se había visto comprometida.
El escenario recrea los distintos espacios de los estudios de televisión de la CBS: las oficinas de los redactores, los platós de diferentes programas y la sala donde se interpreta música en directo durante toda la obra, a modo de interludio entre escenas, tal como ocurre en el filme original. Deliciosa música jazz de los años 50 interpretada por la talentosa Georgia Heers en el papel de Ella.

Por otro lado, un ingenioso juego de pantallas y proyectores permite al público disfrutar de dos experiencias simultáneas: la de presenciar la producción de un programa en directo en un estudio y la del espectador que lo mira desde la comodidad del sofá de su casa. De esta forma, podemos apreciar en primer plano los gestos de George Clooney sobre grandes pantallas, sin necesidad de forzar la vista desde la butaca. Su rostro serio de reportero comprometido (con el pelo azabache, sin sus características canas), dispuesto a arriesgar su reputación y la de la cadena por sacar la verdad a la luz, resulta impactante. También se proyectan imágenes de juicios o entrevistas de la época, para que la audiencia nunca olvide que se trata de hechos históricos reales. El propio McCarthy se representa a sí mismo a través de dichas proyecciones.
Clooney, quien en la película tuvo un papel secundario interpretando a Fred Friendly, encarna esta vez el rol protagonista de Edward R. Murrow. Elegante, serio, con un cierto sarcasmo y un cigarrillo siempre encendido entre los dedos, Clooney logra impresionar, conmover y poner en pie al espectador, al igual que lo hizo David Strathairn en el filme.
El resto del reparto no destaca en exceso; la historia entre Shirley y Joe Weshba, un matrimonio que debe ocultar su relación por la prohibición de que personas casadas trabajen juntas en el estudio, pasa un tanto desapercibida. Tampoco se le concede demasiado espacio a la historia del presentador Don Hollenbeck, cuyo suicidio deja a los estudios en completo shock. Sin embargo, el ajetreo de la redacción conforma la coreografía perfecta para dotar de realismo y empaque a la trama principal de Murrow contra McCarthy.

El valor distintivo de la obra frente a la película reside en su poderoso discurso final, pronunciado durante la gala en la que Murrow recibe un galardón a pesar de que él mismo y su equipo han sido obligados a dejar el programa. Este desenlace es muy similar al de la película de 2015 «La verdad», dirigida por James Vanderbilt e interpretada por Cate Blanchett y Robert Redford. En aquella, la oleada de críticas que recibieron tras publicar un reportaje sobre el servicio militar del presidente George W. Bush en la CBS le costó la carrera a todo el equipo periodístico implicado.
Sin embargo, sobre el escenario [cuidado, aquí viene un spoiler], Edward R. Murrow recoge su premio, da un discurso y se proyectan imágenes que recorren hitos clave de la historia de Estados Unidos. Desde instantáneas de los años 50 y los atentados del 11-S, hasta la actualidad con los resultados de las últimas elecciones americanas. y la imagen controvertida de Elon Musk interpretada como un saludo nazi; estas proyecciones buscan interpelar al público, invitándolo a la reflexión y a la acción. «¿Qué vas a hacer tú?», pregunta Murrow al final de la obra. La ovación del público neoyorquino no se hace esperar y muchas personas se levantan rápidamente, aplaudiendo y silbando con entusiasmo. Algunos se miran de reojo, con escepticismo o incluso sospecha hacia el vecino si no reacciona con excesivo fervor. En un país tan polarizado, el mensaje decididamente activista de Murrow y de Clooney logra conmover incluso a la persona más apática.
La obra está en el Winter Garden Theatre de Nueva York hasta el 8 de junio.