‘Matáte, amor’: contra la felicidad de ser madre

El murmullo de hojas y agua y naturaleza bullendo da la pista de dónde se va a perder durante la siguiente hora y media de espectáculo la voz protagonista. Una selva que empieza llamándose maternidad. Esa es la tragedia que se convierte en el caldo de cultivo del sarcasmo, la ironía y el humor mejor diseñado para el drama de ser madre, ser esposa, ser mujer. Ser diferente.

Se trata de la versión teatral –que han acogido los Teatros del Canal del 27 al 30 de abril– de la novela finalista al Premio Booker International ‘Matáte, amor’ de Ariana Harwicz, dirigida por la veterana actriz Marilú Marini y protagonizada por la actriz argentina Érica Rivas.

El monólogo levanta preguntas continuamente sobre cuestiones que están en el epicentro de la conversación feminista. Huye de la concepción buenista de la mujer que es buena madre e interpone y cuida a su hijo por encima de todas las cosas, e interpone y cuida a su marido –o “dorima”, como le presenta ella, en un intento de burla que despersonaliza por completo y reduce a cero la importancia del padre de su hijo– por encima de todas las cosas.

“Sé normal”, se repite mientras trata de definirse fuera del sistema. Sé todo lo que ahí fuera de espera de ti. La protagonista acude al bosque que rodea su casa de campo para intentar encontrar su propia voz –su propio deseo– que la llama a escapar de esa vida prefabricada y liberarse de las responsabilidades que se supone “ha elegido”. Se pierde y lleva al espectador consigo para mitigar el miedo, cruzar fronteras y ser esas que somos en un mundo hostil, impostor.

Con un guion que dispara a matar, se inyecta en el público la depresión agonizante de una voz decorada con un humor fino y exagerado, sin tapar la crudeza del relato: “Me parece poco creíble reír”.

Marilú Marini, la directora de la obra, expresó su opinión sobre la risa: “Nada es más subversivo que la risa. El llanto es algo que acompaña, pero la risa es algo que cuestiona, en la risa uno puede avanzar”. “Es un feminismo creativo, porque crea otra imagen de la establecida en la sociedad».

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