La rebelión de ir a la «Próxima Estación»

Quietud. Las protagonistas de esta historia, Marga y Montse, Montse y Marga, están como congeladas, en ropa interior, cuando se encienden los focos. Mientras tanto, suena muy de cerca una conversación entre amigas. Se puede tocar. El tono es el de dos compañeras con mucha complicidad que filosofan acerca del tiempo y la vida mientras cenan pizza –por ejemplo– un sábado noche. La complicidad de quienes tienen la confianza de delirar en voz alta y reír sin que eso signifique hablar menos en serio de qué hacemos cuando estamos vivos. Qué hacemos con la vida.

Los personajes que van a dar vida a las protagonistas, al principio sin personalidad ni ropa, poco a poco cobran vida, pasean, buscan, se visten y se desvisten con los atuendos que hay esparcidos por el suelo. Marga, en tonos crudos, está desaliñada, es despreocupada, fantasiosa, desastre, cambiante, contemplativa. Montse, cuadriculada, rígida, perfectamente arreglada y combinada, viste toda la paleta de colores del atardecer –del mismo atardecer para el que se citan desde hace dos años–. Desde entonces, día tras día Montse asiste a la misma hora, en el minuto exacto, al banco donde siempre se encuentra Marga, observando una vez más la despedida del sol y apreciando cada tarde un nuevo matiz del fenómeno.

Ambas llevan compartiendo el mismo momento mucho tiempo, sin embargo, no parecen conocerse en profundidad. Están sumidas en una rutina superficial, llena de zanahorias, periódicos y conversaciones de los que no son capaces de salir por miedo a la soledad. Todo eso desaparece cuando un día el orden de sus costumbres repetitivas amenaza con romperse. Con aparecer un nuevo destino: la “Próxima Estación”, que da título a la obra producida por La Noria Teatro, compañía formada por las mismas que encarnan esta tragicomedia; Izarbe Bernal y Lola Garrido —también autora del guion—.

Justo eso es lo que les hace entrar en el barro de sus preocupaciones y deseos. Bucear en el tiempo, ese “hoyo donde muere todo lo que algún día estuvo bien”. Plantearse qué es la vida, además de un lugar muy grande repleto de imágenes y recuerdos que nos definen, aunque no sepamos del todo bien cómo ni cuándo sucedieron aquellas cosas que hoy determinan cada pedazo de nosotros. En qué consiste. “¿En crear espacios de tiempo en los que sentirme aliviada?”. Qué se supone que hay que hacer con ella.

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