El viernes 12 de mayo se estrenó esta comedia existencial con el curioso título de «El cuento del tomate frito» en el Teatro Infanta Isabel. Esta divertida obra nos habla de la familia, de las relaciones entre hijos, padres y hermanos. Y es que en todas las familias cuecen habas y esta no iba a ser menos. Sus protagonistas son dos hermanos y su madre. Inma, una mujer de 35 años que busca en las terapias alternativas la solución a su crisis vital. Alejandro, de 37 años que a pesar de tener aparentemente todo en la vida, no se siente realizado. Y por último, Encarna, la madre de ambos, una mujer que siempre ha hecho lo que se suponía que debía hacer pero no lo que realmente deseaba.
«El cuento del tomate frito» habla de esa generación a la que se lo prometieron todo y no ha conseguido nada. Dos hermanos que han querido ser los hijos perfectos y continuar con esa perfección en la vida adulta. Y querer alcanzar ese estado les lleva al fracaso, aunque de diferentes maneras. Una, por no haberse centrado nunca y por ir dando tumbos en su vida sentimental y el otro, por no lograr ser feliz a pesar de tenerlo aparentemente todo. Este conflicto familiar comienza cuando Inma le cuenta a su hermano que ha descubierto, en una de sus terapias, que no tienen el mismo padre. A partir de ahí, comienza la locura, un camino hilarante, caótico y sorprendente, que les lleva a descubrir la verdad arrastrados por la fuerza del legado trasgeneracional.
Dirigida por Marta Guerras y Egoitz Sánchez, en esta obra destacan especialmente sus intérpretes Mónica Miranda, Alejandro Pau y Cristina Bernal que defienden muy bien el guion. Los tres tienen momentos geniales que consiguen arrancar las carcajadas en el patio de butacas. En cuanto a la escenografía, llama la atención que casi todo está construido con cartón que da un efecto neutro en el que destacan ciertos elementos que utilizan que son en rojo.
A pesar de que el trasfondo de la obra es profundo, al tratar un tema tan complejo como la comunicación en la familia, los miedos, los deseos, las frustraciones, las ilusiones fallidas, las expectativas sobre el futuro… la obra lo trata todo en tono humorístico e incluso musical. Y es que durante la obra interpretan diferentes canciones que le dan un aire fresco a un guion que pierde algo de fuerza en algunos momentos. Una obra que os hará reír ante situaciones caóticas, sorprendentes y muy bien interpretadas.
«El cuento del tomate frito» puede verse los días 12, 13, 26 y 27 de mayo a las 22:00 h en el Teatro Infanta Isabel.